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Vela Mágica con Flores y Gemas Hop Hare - El Sol

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    EL SOL

    Érase una vez, en una tierra muy lejana, el mundo era un caos.

    Las estaciones se confundían, las cosechas se echaban a perder y los animales estaban confusos. El Sol, que siempre había sido el encargado de poner orden y equilibrio en el mundo, sabía que había que hacer algo.

    Así que, con un rayo de sol y el aroma de la hierba limón, el sol invocó a la liebre para que ayudara a restablecer el equilibrio en el mundo. La Liebre Saltarina era una criatura mágica conocida por su velocidad, agilidad y capacidad para llevar alegría y felicidad allá donde iba. Con un salto y un brinco, la liebre brincaba por la tierra, dejando un rastro de pomelos a su paso.

    El aroma del pomelo mezclado con la hierba limón y el calor de los rayos del sol creaban un aroma mágico que llenaba el aire y aportaba una sensación de paz y calma a todo el que lo olía. A medida que la liebre brincaba, reunía criaturas de todas las formas y tamaños para ayudar en la misión de devolver el equilibrio al mundo. Había pájaros y abejas, ardillas y conejos, y algunas hadas traviesas que se unieron a la búsqueda.

    Juntos, viajaron a los cuatro rincones del mundo, utilizando aromas mágicos para poner orden y equilibrio en cada estación. En primavera, plantaban nuevas semillas y ayudaban a las flores a florecer. En verano, traían la lluvia a las tierras resecas y refrescaban el calor con suaves brisas. En otoño, recogían la cosecha y se preparaban para el largo invierno. Y en invierno, llevaban calor y luz a quienes más lo necesitaban.

    A medida que la liebre y sus amigos viajaban, dejaban un rastro de aroma mágico por todo el mundo tan potente que incluso las criaturas más obstinadas se transformaban, volviéndose más amables, más cariñosas y más en sintonía con el mundo que las rodeaba. Y así, la Liebre saltarina y sus compañeras continuaron su viaje, esparciendo la magia con cada salto. Devolvieron el equilibrio al mundo, creando una armonía que no se había visto en mucho tiempo. Y al final, el Sol les sonrió, complacido por el trabajo que habían realizado para traer paz y alegría al mundo.